EXHORTACIÓN APOSTÓLICA "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco by César Reyes
martes, 26 de noviembre de 2013
lunes, 25 de noviembre de 2013
¿Por qué los católicos no podemos ser masones?
¿Por qué un católico no puede pertenecer a la masonería?
La Iglesia, después de dos siglos, sigue manteniendo la excomunión a los masones. ¿Cuáles son las razones?
Un católico no puede pertenecer a la masonería, ya que sus principios fundamentales están basados en un racionalismo que niega la revelación de un Dios Personal; además, nos encontramos con un indiferentismo religioso, junto a misterios, secretos y esoterismo que se contraponen a lo enseñado y practicado por el Cristianismo en cualquiera de sus tradiciones. Esta negativa la encontramos en las declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Código de Derecho Canónico y numerosas declaraciones de Conferencias Episcopales.
1) Introducción
Es sabido que en la antigüedad las relaciones de la masonería con la Iglesia Católica no fueron buenas. Sin embargo, hoy han existido diálogos oficiales. Entre los años 1974 y 1980, por encargo de la Conferencia Episcopal Alemana, se trató de constatar si la masonería ha experimentado cambios, de tal forma que permitan a los católicos pertenecer a este grupo. Las conversaciones se desarrollaron en un clima de cordialidad y con gran franqueza.
En 1981, la Sagrada Congregación para la Fe emitió una Declaración sobre el tema que nos ocupa. Cf. Sagrada Congregación para la Fe, Declaración sobre la pertenencia de los católicos a asociaciones masónicas (17.02.1981). AAS 73 (1981), 240-241. La misma Congregación, se volvió a pronunciar en 1983. Cf. Sagrada Congregación para la Fe, Declaración sobre asociaciones masónicas (26.05.1983). AAS 76 (1984), 300. Este tema, también ha sido preocupación de algunas Conferencias Episcopales, como el caso de la del Paraguay en el 2012.
2) ¿Puede un católico ser masón?
Hasta hoy, la respuesta es NO.
3) ¿Cuáles son las razones fundamentales de esta negativa?
La Conferencia Episcopal Alemana, después de 6 años de diálogos y estudios, llegó a la conclusión que la masonería no ha cambiado en su esencia y que la pertenencia a la misma cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana, debido a que la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana; el concepto de verdad es, asimismo, relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo cual no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, el concepto de Dios, simbolizado a través del “Gran Arquitecto del Universo” es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, y está transido de relativismo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos. Cf. Conferencia Episcopal Alemana, Declaración sobre la pertenencia de los católicos a la masonería (28.04.1980).
Los masones, al intentar mantenerse públicamente indiferentes ante la religión concreta, han defendido los estados y la enseñanza laica o sin religión, con lo cual se termina en la neutralidad. Ciertamente, Dios y la religión no estorban a la persona, sino que le ayudan. Para la masonería, la moral no debe estar ligada a ninguna creencia religiosa ni basarse en pretendidas revelaciones divinas, lo que nos lleva a una moral sin Dios, sin Cristo, y sin Evangelio. Cf. B. Kloppenburg, Sectas en América Latina (Bogotá 1983), 219-223; F. Sampedro, Sectas y otras doctrinas en la actualidad (Bogotá 2001), 268- 277; F. Sampedro – J. Escobar, Las Sectas: Análisis desde América Latina (Bogotá 2003), 610-611.
La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó en 1981 una declaración en la que reiteraba la excomunión para los católicos que participen en la masonería y asociaciones del mismo género. Cf. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre la pertenencia de los católicos a asociaciones masónicas (17.02.1981). AAS 73 (1981), 240-241.
Por su parte, el Código de Derecho Canónico, nos dice: “Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia, debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho” (CIC, 1374).
En 1983, de nuevo la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, se refiere al problema que nos ocupa. En esta declaración se especificaba que no había cambiado el juicio negativo de la Iglesia sobre la masonería y que seguía prohibida la afiliación de los católicos a la misma. Además se explicita que los fieles que pertenezcan a ella se encuentran en estado de pecado grave y no pueden acercarse a la Eucaristía; y que las autoridades eclesiásticas locales no pueden derogar lo anterior. Cf. Sagrada Congregación para la Fe, Declaración sobre asociaciones masónicas (26.05.1983). ASS 76 (1984), 300.
También es interesante consultar: Lluís Martínez., Las asociaciones de fieles (Barcelona 2012).
A modo de conclusión, podemos afirmar, que después de un examen minucioso de las afirmaciones fundamentales y rituales masónicos, como la constatación objetiva de que hasta nuestros días la masonería no ha experimentado cambios significativos, nos lleva a sostener que no es compatible la pertenencia a la Iglesia Católica y al mismo tiempo a la masonería.
4) ¿Qué piensan otras iglesias cristianas sobre la masonería?
El pensamiento de la Iglesia Católica acerca de la incompatibilidad de las creencias masónicas con la fe cristiana, es compartido por otras Iglesias Cristianas. La opinión del investigador evangélico J. Cabral sobre el tema, es la siguiente:
“Analizando la masonería a la luz de las Sagradas Escrituras, se llega a la conclusión que es anticristiana, deísta y racionalista, y que se encuentra perfectamente en el marco de las religiones y sectas falsas”. J. Cabral, Religiones, sectas y herejías (Florida 1995), 85.
5) Hemos hablado de la relación entre Masonería y deísmo: ¿qué es el deísmo?
Deísmo: Término derivado el latín “Deus” y se aplica al movimiento que rechaza la revelación revelada y acepta una religión natural, es decir, la que se funda en las intuiciones de la persona humana acerca del mundo de la naturaleza y en las deducciones que de ahí se pueden obtener. El deísmo tuvo su origen en Inglaterra a finales del siglo XVII. Se trataba de una reacción frente a las afirmaciones de que el cristianismo era una religión revelada. El deísmo cree en un creador divino, que después no interviene en su creación. Algunos autores representativos, son: J. Locke, M. Tindal, F. Voltaire, J. Rousseau. Cf. S. Brandon, Diccionario de Religiones comparadas (Madrid 1975) vol. I., 481.
6) ¿Qué valoración podemos hacer hoy de la Masonería?
Básicamente, la masonería es una sociedad secreta con fines filantrópicos y humanitarios, que tiene una filosofía religiosa muy parecida al deísmo inglés de comienzos del siglo XVIII.
Desde sus comienzos hasta nuestros días, la masonería ha sufrido muchas divisiones. De hecho, los mismos masones hablan de una masonería “irregular” y de la “regular”; por lo tanto, no existe hoy día un patrón masónico que pueda ser aplicado a todas sus divisiones. Además, las características de la masonería dependerá el país en que se practica.
7) ¿Podemos destacar algo positivo de la Masonería?
No podemos poner en duda que en la masonería hay objetivos valiosos como la búsqueda de la verdad, el estudio y la práctica de la moral y el trabajo por el bienestar de la humanidad. También son atrayentes para muchos, las ideas de libertad, igualdad y fraternidad.
Referencias en internet
www.enciclopediacatolica.com/f/francmasoneria.htm www.es.catholic.net/sectasapologeticayconversos/
www.eneseñanza.tripol.com/masoneria_fecristiana.htm
viernes, 22 de noviembre de 2013
domingo, 10 de noviembre de 2013
domingo, 3 de noviembre de 2013
El Papa me enviaba endemoniados" Carlos Alberto Mancuso, exorcista argentino
Carlos Alberto Mancuso, exorcista argentino
BOGOTÁ.— El diablo, Lucifer, Belcebú, el ángel caído. Como quiera que se llame, conocía al obispo argentino Carlos Alberto Mancuso, dice éste, antes de que naciera. Ya sabía que ese niño, hijo de campesinos de La Plata (Argentina), se iba a convertir en sacerdote y, más adelante, en su enemigo.
Monseñor Mancuso, de 79 años, lleva 30 persiguiendo y expulsando demonios. Es el exorcista más reconocido de su país y uno de los más ‘cotizados’ de América Latina. El papa Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires, le enviaba endemoniados para que él los exorcizara.
Vino a Colombia invitado por el canal católico Teleamiga, a dar conferencias sobre cómo evitar caer en las garras del demonio. En su visita al país, dice, ha visto a muchos endemoniados. Esto habló con EL TIEMPO.
¿Cómo terminó convertido en exorcista?
De la manera menos pensada. Ningún sacerdote se propone ser exorcista. En el seminario me interesé por todo lo que estaba vinculado con el espiritismo, el esoterismo, la masonería.
Después, en 1984, se presentaron dos posesiones demoniacas en La Plata y unos amigos sacerdotes me llamaron y me dijeron: “Padre, ¿quiere venir a ver qué opina?”. Fui como un sacerdote de consulta y ahí comenzó todo.
¿Cómo fueron esos dos casos?
Era un muchacho que se revolcaba y que bramaba como un cerdo. Pero esa primera vez no pudimos hacer nada, hubo necesidad de otro exorcismo, porque ‘tomó la de Villa Diego’, como decimos en Argentina. Es decir, salió huyendo. El otro fue de una muchacha que había sido embrujada por la mamá del novio, que no quería que se casara con el hijo. Fue adonde un hechicero y le encargó una torta, le puso un encantamiento y quedó endemoniada. Pensaba que así el hijo la iba a rechazar, cosa que no sucedió, porque el amor lo vence todo.
¿Cómo se resolvieron esos casos?
Reitero que a estos dos casos yo fui como observador. A ambos hubo que hacerles varios exorcismos. Pero con la chica pasó algo muy especial.
Un sacerdote chileno era el que estaba dirigiendo todo, pero cuando llegué, el demonio, a través de la chica, se puso furioso y me gritó: “¡Fuera, basura!”. Y me escupió. Con el chileno no tenía ningún problema. Sabía que algún día yo tendría esa misión. Él sabe distinguir al exorcista de quien no lo es.
¿Y usted qué le respondió al demonio?
Como el escupitajo no me alcanzó, le dije con ironía: “¿Ni fuerza para escupir tenés vos?”, cosa que al demonio lo encabrita, porque es muy soberbio. Le muestro la cruz y le digo: “Este te va a derrotar, te va a hacer salir”. Y él me dice: “A ese yo ya lo derroté”. Le respondí: “¿Ah, sí?, eso lo vamos a ver después”. Y me atacó el estómago, con un dolor que no era propio en mí.
¿Cómo fue el primer exorcismo que usted hizo?
Una vez fui a un hospital, donde había un ingeniero endemoniado. Luego me enteré de que a la hermana de él, que era una docente, otra compañera que la odiaba le había mandado una caja de bombones que había pasado por las manos de un hechicero. Y este hombre se los comió. Y el demonio, que tenía que entrar en esa mujer, entró en este hombre. Lo llevamos al altar, lo tuvimos entre seis sacerdotes y lo exorcizamos.
¿Qué le pasa al endemoniado?
Va perdiendo su propia voluntad, siente odio hacia la familia, la casa, los seres queridos, por lo que hace, por la religión católica. La persona sufre ciertas alteraciones físicas, la mirada se le vuelve siniestra.
¿Cómo hace el rito?
El ritual que yo utilizo es de 1614. Es una oración que la Iglesia pone en boca de los sacerdotes para poder conjurar y expulsar al demonio que está poseyendo a una persona y dejarla libre de todo sufrimiento.
Hay gente que acude a curanderos y a otro tipo de ritos y eso es muy peligroso, porque salen de las llamas y se tiran a las brasas. Sólo hay que ir a la Iglesia católica, apostólica y romana, que es la que tiene la facultad que Jesucristo, nuestro señor, entregó a los santos apóstoles.
¿Hay parecido con los exorcismos que se muestran en las películas?
Toda la espectacularidad de una película es producto de la ficción. La gente cree que todos los días vemos endemoniados que vuelan, que vomitan verde, que caminan por el techo o cuya cabeza les da vueltas 180 grados. ¡A mí me encanta ver eso!, pero es sólo una fantasía.
La realidad no es así; es, más bien, aburrida.
¿Qué sucede durante el exorcismo?
Yo no ato al endemoniado, como lo hacen otros exorcistas; lo acuesto sobre una alfombra, sobre una almohada, bocabajo, y cada uno de mis cuatro ayudantes le traba un miembro.
De ahí no se va a ir, porque intenta salir disparado. Si no se libera, no hay más remedio que hacer más exorcismos.
Hay casos más fuertes que otros, no hay dos casos iguales. Y eso hace que no todos los endemoniados se comporten igual: unos tienen un demonio mudo, otro que grita y escupe, son distintos.
¿Y cómo reacciona el diablo?
Con furia y soberbia. Miro los ojos de los endemoniados y el diablo no puede sostener mi mirada. Lo miro, el otro mueve la cabeza. Al demonio hay que hacerle la vida lo más intolerable posible; si no, no se va nunca.
Usted vino a Colombia a hablar sobre estos temas. ¿Habrá muchos endemoniados en este país?
En todos los países hay endemoniados. ¿Por qué va a ser Colombia una excepción? Siempre he dicho, y es cierto, que Colombia es el país más católico de América Latina.
Pero hay demonios por todas partes, aunque están escondiditos. El otro día, en Cúcuta, en una oración de liberación, se cayeron como 16 personas. Se cayeron porque están endemoniadas. En Bogotá conocí dos casos muy fuertes, y otro más en Cúcuta.
Este es un tema que, de entrada, produce miedo. Usted ha dicho que no siente miedo. ¿Cómo lo logra?
A mí se me ocurre esta respuesta, no sé si será la verdadera: Dios le da a cada hombre la cualidad que necesita para desempeñar su oficio. Si a mí el Señor me puso para hacer exorcismos, se hizo cargo de revestirme de un manto y una habilidad para mantenerme sereno en medio de la dificultad. Nunca he sentido miedo.
La Iglesia ha reconocido que el diablo realmente existe. ¿Hay que creer en él, hay que respetarlo o tenerle miedo?
Hay que tomar precauciones, no acercarse. Este es un perro, atado, que ladra pero no muerde. Pero por más atado que esté un perro, si usted le pone la mano, el perro le va a dar un mordisco. Porque no quiere que usted esté pateando su verdadero hormiguero y se defiende. Y, sobre todo, hay que tomar precauciones.
¿De qué tipo?
Generalmente, por imprudencia, la gente se acerca demasiado a las cosas malignas que el demonio va sembrando en el mundo. No hay que practicar magia, ni espiritismo, ni el tarot, no consultar adivinas ni curanderos. Eso le abre puertas al diablo.
Usted ha dicho que el demonio es un espíritu que se puede materializar, un ser real. ¿Cómo es?
Es un espíritu, con la diferencia de que no tiene materia. El cuerpo no existe. Es un ser que es inteligencia y voluntad, que está metido en la humanidad, en las cosas de la gente. Eso de que tenga cachos, cola y tridente es pura imaginería popular.
Usted también ha dicho que las mujeres son más vulnerables a estas posesiones. ¿Por qué?
No es fácil discernirlo. Yo pongo siempre este ejemplo: ¿A quién se le acercó el diablo en el paraíso: a Adán o a Eva? A Eva.
¿Cómo distingue entre un caso psiquiátrico y una posesión real?
Para mí es muy fácil distinguir entre una persona que tiene una enfermedad mental y otra que está endemoniada. Son cosas muy distintas.
¿Hoy hay más casos de posesiones o antes había más?
Eso es algo muy difícil de evaluar.
Todos los siglos de la historia han tenido sus endemoniados.
¿Siguen siendo muchos?
¡Claro! ...De cada pueblo un paisano, dice el refrán.
El diablo es uno solo, pero tiene una especie de legión de demonios...
No hay un solo demonio, son muchos. Pero Satanás, Lucifer, o como se le llame, es el superior. Y después hay miles de demonios subalternos.
¿Es cierto que el entonces arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, hoy el papa Francisco, le enviaba endemoniados?
Sí, eso es cierto. Él solía enviarme los casos porque no tenía exorcistas en Buenos Aires. Me los enviaba a La Plata, que queda a una hora; hacíamos ese servicio y quedaba muy agradecido.
Fuente: http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2013/impreso/-8220el-papa-me-enviaba-endemoniados-8221-84739.html