La pedofilia y la homosexualidad: La relación políticamente incorrecta
El caso de la pareja homosexual integrada por Mark J. Newton, de 42 años, y Peter Truong, de 36, quienes adoptaron a un niño ruso, al que luego violaron, hicieron partícipe en videos pornográficos que subieron a internet, puso de nuevo la relación entre homosexualidad y pedofilia “fuera del closet”.
Es una relación polémica, controversial, políticamente incorrecta de mencionar. Pero real.
Basta recordar que la
Asociación Internacional de Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e
Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés) avaló durante cerca de 10
años una política a favor de la pedofilia, incluyendo
entre sus miembros a organizaciones promotoras de la pedofilia, como
Martijn y la Asociación Norteamericana por el Amor entre Hombres y Niños
(NAMBLA).
En toda discusión a este respecto, nadie termina de dar una explicación seria a por qué un colectivo gay aceptó formalmente a organizaciones que promovían la pedofilia. NAMBLA incluso tuvo un papel protagónico en la dirección del ILGA.
Pero bueno, cada vez que este tema surge, inevitablemente quienes
intentan tapar el sol con un dedo -lo he visto en las redes sociales-
atacan el problema de los abusos sexuales en la Iglesia.
Bien, lamento descorazonarlos, pero los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia también están relacionados mayoritariamente con la homosexualidad.
Un estudio realizado y hecho público por la Iglesia reveló que de los casos de pedofilia y efebofilia de sacerdotes, el 60 por ciento está relacionado a individuos del mismo sexo y el 30 por ciento es de carácter heterosexual.
En Estados Unidos, un estudio realizado por el John Jay College of
Criminal Justice, a pedido de lo Obispos de ese país, reveló que el 81 por ciento de los abusos sexuales cometidos por miembros del clero involucraron niños y adolescentes varones.
Nuevamente, las cifras son abrumadoras.
¿Eso quiere decir que todas las personas homosexuales son potenciales abusadores? No. Pero sí indica que hay una mayor incidencia estadística de abusos en personas homosexuales que en heterosexuales.
Datos interesantes también los provistos por el estudio realizado por el Dr. George Rekers, en 2004.
Ahí, sustentándose en una investigación realizada en el 2000 por Zebulon Silverthorne y Vernon Quinsey, Rekers señala que los “hombres adultos homosexuales son más propensos a ver a un hombre adolescente como una pareja sexual deseada, más que un hombre heterosexual adulto vería a una mujer adolescente como una compañera sexual deseada”.
Todo esto, sumado a los importantes
hallazgos del Dr. Mark Regnerus sobre los negativos efectos que tiene
en la vida de las personas haber sido criados por parejas gay, termina de pintar de lleno por qué la adopción homosexual no debe ser legalmente aprobada.
Recordemos siempre que la adopción no es el “derecho” a tener un hijo,
como si se tratara de comprar una mascota en la tienda, escogiendo su
raza, color, sexo. No. La adopción es el derecho de un niño a tener una
familia, conformada -no por un asunto de credo sino por naturaleza, por
biología- por un padre y una madre.
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