lunes, 6 de junio de 2011

Benedicto XVI: volver a empezar desde el Evangelio

Benedicto XVI: volver a empezar desde el Evangelio

de vaticanes  | 04/06/2011  | Visto 477 veces

La historia de Croacia está marcada por el Evangelio y es necesario volver a empezar siempre desde el Evangelio para responder a los retos del futuro. Benedicto XVI ha llegado a Zagreb el sábado por la mañana y ha subrayado que los retos que derivan de la cultura contemporánea, caracterizada por la diferenciación social, por la poca estabilidad, y marcada por un individualismo que favorece una visión de la vida sin obligaciones y la búsqueda constante de "espacios privados", requieren un testimonio convencido y un dinamismo audaz para promocionar los valores morales fundamentales que son la raíz de la vida social y de la identidad del viejo continente. Veinte años después de la proclamación de la inde ..

Papa: la conciencia como fuerza contra cualquier dictadura

Papa: la conciencia como fuerza contra cualquier dictadura

de vaticanes  | 05/06/2011  | Visto 204 veces

La conciencia de la persona es la llave maestra para el desarrollo cultural y la construcción del bien común y en la formación de las conciencias, la Iglesia ofrece a la sociedad su contribución más valiosa. Lo dijo el Papa, en el Teatro Nacional de Zagreb dirigiéndose a los representantes del mundo cultural y académico, de la sociedad civil y líderes religiosos. Poniendo como ejemplo la obra del jesuita croata del siglo XVIII, Ruder Josip Boskovic, fundador de la Universidad católica, Benedicto XVI subrayó la importancia de contribuir al bien común. Si la conciencia, según el pensamiento moderno más en boga, se reduce al ámbito de lo subjetivo, al que se relegan la religión y la moral, la crisis de o ...

domingo, 5 de junio de 2011

SVMMA DAEMONIACA. P. JOSÉ ANTONIO FORTEA. PDF

SVMMA DAEMONIACA. P. José Antonio Fortea (Completo)

NOTA: SI NO LO PUEDEN DESCARGAR DEJEN SU CORREO ELECTRÓNICO EN LA PARTE DE COMENTARIOS Y SE LOS ENVIO.

La Santa Misa:Testimonio de Catalina. ¿Que es realmente la Santa Misa?

 

La Santa Misa – Testimonio de Catalina

Hola hermanos!

Reflexionemos este bello testimonio que les presentaremos en varias entradas, puesto que esta un poco extenso. Meditemos todo lo que hacemos y lo que debemos de hacer en el transcurso de la Eucaristía. La Virgen Santisima nos acompaña en nuestro proceso para conocer y vivir el verdadero sentido de la Santa Misa.

En la maravillosa catequesis con la que el Señor y la Virgen María nos han ido instruyendo -en primer lugar enseñándonos la forma de rezar el Sto. Rosario, de orar con el corazón, de meditar y disfrutar de los momentos de encuentro con Dios y con nuestra Madre bendita; la manera de confesarse bien- está la del conocimiento de lo que sucede en la Santa Misa y la forma de vivirla con el corazón.

Este es el testimonio que debo y quiero dar al mundo entero, para mayor Gloria de Dios y para la salvación de todo aquel que quiera abrir su corazón al Señor. Para que muchas almas consagradas a Dios, reaviven el fuego del amor a Cristo, unas que son dueñas de las manos que tienen el poder de traerlo a la tierra para que sea nuestro alimento, las otras, para que pierdan la “costumbre rutinaria” de recibirlo y revivan el asombro del encuentro cotidiano con el amor. Para que mis hermanos y hermanas laicos del mundo entero vivan el mayor de los Milagros con el corazón: la celebración de la Santa Eucaristía.

Era la vigilia del día de la Anunciación y los componentes del grupo nuestro habíamos ido a confesarnos. Algunas de las señoras del grupo de oración no alcanzaron a hacerlo y dejaron su confesión para el día siguiente antes de la Santa Misa.

Cuando llegué al día siguiente a la Iglesia un poco atrasada, el señor Arzobispo y los sacerdotes ya estaban saliendo al presbiterio. Dijo la Virgen con aquella voz tan suave y femenina que a una le endulza el alma. “Hoy es un día de aprendizaje para ti y quiero que prestes mucha atención, porque de lo que seas testigo hoy, todo lo que vivas en este día, tendrás que participarlo a la humanidad”. Me quedé sobrecogida sin entender pero procurando estar muy atenta.

Lo primero que percibí es que había un coro de voces muy hermosas que cantaban como si estuviesen lejos, a momentos se acercaba y luego se alejaba la música como con el sonido del viento.

El señor Arzobispo empezó la Santa Misa, y al llegar a la Oración Penitencial, dijo la Santísima Virgen:

“Desde el fondo de tu corazón, pide perdón al Señor por todas tus culpas, por haberlo ofendido, así podrás participar dignamente de este privilegio que es asistir a la Santa Misa.”

Seguramente que por una fracción de segundo pensé: “Pero si estoy en Gracia de Dios, me acabo de confesar anoche”.

Ella contestó: “¿Y tú crees que desde anoche no has ofendido al Señor? Déjame que Yo te recuerde algunas cosas. Cuando salías para venir aquí, la muchacha que te ayuda se acercó para pedirte algo y como estabas con retraso, a la apurada, le contestaste no de muy buena forma. Eso ha sido una falta de caridad de tu parte y dices no haber ofendido a Dios…?”

“De camino hacia acá un autobús se atravesó en tu camino, casi te choca y te expresaste en forma poco conveniente contra ese pobre hombre, en lugar de venir haciendo tus oraciones, preparándote para la Santa Misa. Has faltado a la caridad y has perdido la paz, la paciencia. ¿Y dices no haber lastimado al Señor…?”

“En el último momento llegas, cuando ya la procesión de los celebrantes está saliendo para celebrar la Misa…y vas a participar de ella sin una previa preparación…”

-Ya, Madre Mía, ya no me digas más, no me recuerdes más cosas porque me voy a morir de pesar y vergüenza- contesté.

“¿Por qué tienen que llegar en el último momento? Ustedes deberían estar antes para poder hacer una oración y pedir al Señor que envíe Su Santo Espíritu, que les otorgue un espíritu de paz que eche fuera el espíritu del mundo, las preocupaciones, los problemas y las distracciones para ser capaces de vivir este momento tan sagrado. Pero llegan casi al comenzar la celebración, y participan como si participaran de un evento cualquiera, sin ninguna preparación espiritual. ¿Por qué? Es el Milagro más grande, van a vivir el momento de regalo más grande de parte del Altísimo y no lo saben apreciar.”

Era bastante. Me sentía tan mal que tuve más que suficiente para pedir perdón a Dios, no solamente por las faltas de ese día, sino por todas las veces que, como muchísimas otras personas, esperé a que termine la homilía del sacerdote para entrar en la Iglesia. Por las veces que no supe o me negué a comprender lo que significaba estar allí, por las veces que tal vez habiendo estado mi alma llena de pecados más graves, me había atrevido a participar de la Santa Misa.

Era día de Fiesta y debía recitarse el Gloria. Dijo nuestra Señora: -“Glorifica y bendice con todo tu amor a la Santísima Trinidad en tu reconocimiento como criatura Suya”.

Qué distinto fue aquel Gloria. De pronto me veía en un lugar lejano, lleno de luz ante la Presencia Majestuosa del Trono de Dios, y con cuánto amor fui agradeciendo al repetir: “…Por tu inmensa Gloria Te alabamos, Te bendecimos, Te adoramos, Te glorificamos, Te damos gracias, Señor, Dios Rey celestial, Dios Padre Todopoderoso y evoqué el rostro paternal del Padre lleno de bondad… Señor, Hijo único Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre, Tú que quitas el pecado del mundo…” Y Jesús estaba delante de mí, con ese rostro lleno de ternura y Misericordia: “…porque sólo Tú eres Dios, sólo Tú, Altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo…” el Dios del Amor hermoso, Aquel que en ese momento estremecía todo mi ser…

Y pedí: “Señor, libérame de todo espíritu malo, mi corazón te pertenece, Señor mío envíame tu paz para conseguir el mejor provecho de esta Eucaristía y que mi vida dé sus mejores frutos. Espíritu Santo de Dios, transfórmame, actúa en mí, guíame ¡Oh Dios, dame los dones que necesito para servirte mejor…!”

Llegó el momento de la Liturgia de la Palabra y la Virgen me hizo repetir: “Señor, hoy quiero escuchar Tu Palabra y producir fruto abundante, que Tu Santo Espíritu limpie el terreno de mi corazón, para que Tu Palabra crezca y se desarrolle, purifica mi corazón para que esté bien dispuesto.”

“Quiero que estés atenta a las lecturas y a toda la homilía del sacerdote. Recuerda que la Biblia dice que la Palabra de Dios no vuelve sin haber dado fruto. Si tú estás atenta, va a quedar algo en ti de todo lo que escuches. Debes tratar de recordar todo el día esas Palabras que dejaron huella en ti. Serán dos frases unas veces, luego será la lectura del Evangelio entera, tal vez solo una palabra, paladear el resto del día y eso hará carne en ti porque esa es la forma de transformar la vida, haciendo que la Palabra de Dios lo transforme a uno”.

“Y ahora, dile al Señor que estás aquí para escuchar lo que quieres que Él diga hoy a tu corazón”.

Nuevamente agradecí a Dios por darme la oportunidad de escuchar Su Palabra y le pedí perdón por haber tenido el corazón tan duro por tantos años y haber enseñado a mis hijos que debían ir a Misa los domingos, porque así lo mandaba la Iglesia, no por amor, por necesidad de llenarse de Dios…

Yo que había asistido a tantas Eucaristías, más por compromiso; y con ello creía estar salvada. De vivirla, ni soñar, de poner atención en las lecturas y la homilía del sacerdote, menos.

¡Cuánto dolor sentí por tantos años de pérdida inútil, por mi ignorancia!… ¡Cuánta superficialidad en las Misas a las que asistimos porque es una boda, una Misa de difunto o porque tenemos que hacernos ver con la sociedad! ¡Cuánta ignorancia sobre nuestra Iglesia y sobre los Sacramentos! ¡Cuánto desperdicio en querer instruirnos y culturizarnos en las cosas del mundo, que en un momento pueden desaparecer sin quedarnos nada, y que al final de la vida no nos sirven ni para alargar un minuto a nuestra existencia! Y sin embargo, de aquello que va a ganarnos un poco del cielo en la tierra y luego la vida eterna, no sabemos nada, ¡Y nos llamamos hombres y mujeres cultos…!

Un momento después llegó el Ofertorio y la Santísima Virgen dijo “Reza así: (y yo la seguía) Señor, te ofrezco todo lo que soy, lo que tengo, lo que puedo, todo lo pongo en Tus manos. Edifica Tú, Señor con lo poco que soy. Por los méritos de Tu Hijo, transfórmame, Dios Altísimo. Te pido por mi familia, por mis bienhechores, por cada miembro de nuestro Apostolado, por todas las personas que nos combaten, por aquellos que se encomiendan a mis pobres oraciones… Enséñame a poner mi corazón en el suelo para que su caminar sea menos duro. Así oraban los santos, así quiero que lo hagan”.

Y es que así lo pide Jesús, que pongamos el corazón en el suelo para que ellos no sientan la dureza, sino que los aliviemos con el dolor de aquel pisotón. Años después leí un librito de oraciones de un Santo al que quiero mucho: José María Escrivá de Balaguer y allá pude encontrar una oración parecida a la que me enseñaba la Virgen. Tal vez este Santo a quien me encomiendo, agradaba a la Virgen Santísima con aquellas oraciones.

De pronto empezaron a ponerse de pie unas figuras que no había visto antes. Era como si del lado de cada persona que estaba en la Catedral, saliera otra persona y aquello se llenó de unos personajes jóvenes, hermosos. Iban vestidos con túnicas muy blancas y fueron saliendo hasta el pasillo central dirigiéndose hacia el Altar.

Dijo nuestra Madre: “Observa, son los Ángeles de la Guarda de cada una de las personas que está aquí. Es el momento en que su Ángel de la Guarda lleva sus ofrendas y peticiones ante el Altar del Señor.”

En aquel momento, estaba completamente asombrada, porque esos seres tenían rostros tan hermosos, tan radiantes como no puede uno imaginarse. Lucían unos rostros muy bellos, casi femeninos, sin embargo la complexión de su cuerpo, sus manos, su estatura era de hombre. Los pies desnudos no pisaban el suelo, sino que iban como deslizándose, como resbalando. Aquella procesión era muy hermosa.

Algunos de ellos tenían como una fuente de oro con algo que brillaba mucho con una luz blanca-dorada, dijo la Virgen: -“Son los Ángeles de la Guarda de las personas que están ofreciendo esta Santa Misa por muchas intenciones, aquellas personas que están conscientes de lo que significa esta celebración, aquellas que tienen algo que ofrecer al Señor…”

“Ofrezcan en este momento…, ofrezcan sus penas, sus dolores, sus ilusiones, sus tristezas, sus alegrías, sus peticiones. Recuerden que la Misa tiene un valor infinito por lo tanto, sean generosos en ofrecer y en pedir.”

Detrás de los primeros Ángeles venían otros que no tenían nada en las manos, las llevaban vacías. Dijo la Virgen: -“Son los Ángeles de las personas que estando aquí, no ofrecen nunca nada, que no tienen interés en vivir cada momento litúrgico de la Misa y no tienen ofrecimientos que llevar ante el Altar del Señor.”

En último lugar iban otros Ángeles que estaban medio tristones, con las manos juntas en oración pero con la mirada baja. -“Son los Ángeles de la Guarda de las personas que estando aquí, no están, es decir de las personas que han venido forzadas, que han venido por compromiso, pero sin ningún deseo de participar de la Santa Misa y los Ángeles van tristes porque no tienen qué llevar ante el Altar, salvo sus propias oraciones.”

“No entristezcan a su Ángel de la Guarda… Pidan mucho, pidan por la conversión de los pecadores, por la paz del mundo, por sus familiares, sus vecinos, por quienes se encomiendan a sus oraciones. Pidan, pidan mucho, pero no sólo por ustedes, sino por los demás.”

“Recuerden que el ofrecimiento que más agrada al Señor es cuando se ofrecen ustedes mismos como holocausto, para que Jesús, al bajar, los transforme por Sus propios méritos. ¿Qué tienen que ofrecer al Padre por sí mismos? La nada y el pecado, pero al ofrecerse unidos a los méritos de Jesús, aquel ofrecimiento es grato al Padre.”

Aquel espectáculo, aquella procesión era tan hermosa que difícilmente podría compararse a otra. Todas aquellas criaturas celestiales haciendo una reverencia ante el Altar, unas dejando su ofrenda en el suelo, otras postrándose de rodillas con la frente casi en el suelo y luego que llegaban allá desaparecían a mi vista.

Llegó el momento final del Prefacio y cuando la asamblea decía: “Santo, Santo, Santo” de pronto, todo lo que estaba detrás de los celebrantes desapareció. Del lado izquierdo del señor Arzobispo hacia atrás en forma diagonal aparecieron miles de Ángeles, pequeños, Ángeles grandes, Ángeles con alas inmensas, Ángeles con alas pequeñas, Ángeles sin alas, como los anteriores; todos vestidos con unas túnicas como las albas blancas de los sacerdotes o los monaguillos.

Todos se arrodillaban con las manos unidas en oración y en reverencia inclinaban la cabeza. Se escuchaba una música preciosa, como si fueran muchísimos coros con distintas voces y todos decían al unísono junto con el pueblo: Santo, Santo, Santo…

Había llegado el momento de la Consagración, el momento del más maravilloso de los Milagros… Del lado derecho del Arzobispo hacia atrás en forma también diagonal, una multitud de personas, iban vestidas con la misma túnica pero en colores pastel: rosa, verde, celeste, lila, amarillo; en fin, de distintos colores muy suaves. Sus rostros también eran brillantes, llenos de gozo, parecían tener todos la misma edad. Se podía apreciar (y no puedo decirlo por qué) que había gente de distintas edades, pero todos parecían igual en las caras, sin arrugas, felices. Todos se arrodillaban también ante el canto de “Santo, Santo, Santo, es el Señor…”

Dijo nuestra Señora: -“Son todos los Santos y Bienaventurados del cielo y entre ellos, también están las almas de los familiares de ustedes que gozan ya de la Presencia de Dios.” Entonces la vi. Allá justamente a la derecha del señor Arzobispo… un paso detrás del celebrante, estaba un poco suspendida del suelo, arrodillada sobre unas telas muy finas, transparentes pero a la vez luminosas, como agua cristalina, la Santísima Virgen, con las manos unidas, mirando atenta y respetuosamente al celebrante. Me hablaba desde allá, pero silenciosamente, directamente al corazón, sin mirarme.

-“¿Te llama la atención verme un poco más atrás de Monseñor, verdad? Así debe ser… Con todo lo que Me ama Mi Hijo, no Me Ha dado la dignidad que da a un sacerdote de poder traerlo entre Mis manos diariamente, como lo hacen las manos sacerdotales. Por ello siento tan profundo respeto por un sacerdote y por todo el milagro que Dios realiza a través suyo, que me obliga a arrodillarme aquí.”

¡Dios mío, cuánta dignidad, cuánta gracia derrama el Señor sobre las almas sacerdotales y ni nosotros, ni tal vez muchos de ellos estamos concientes!

Delante del altar, empezaron a salir unas sombras de personas en color gris que levantaban las manos hacia arriba. Dijo la Virgen Santísima: -“Son las almas benditas del Purgatorio que están a la espera de las oraciones de ustedes para refrescarse. No dejen de rezar por ellas. Piden por ustedes, pero no pueden pedir por ellas mismas, son ustedes quienes tienen que pedir por ellas para ayudarlas a salir para encontrarse con Dios y gozar de Él eternamente.”

-“Ya lo ves, aquí Estoy todo el tiempo… La gente hace peregrinaciones y busca los lugares de Mis apariciones, y está bien por todas las gracias que allá se reciben, pero en ninguna aparición, en ninguna parte Estoy más tiempo presente que en la Santa Misa. Al pie del Altar donde se celebra la Eucaristía, siempre Me van a encontrar; al pie del Sagrario permanezco Yo con los Ángeles, porque Estoy siempre con Él.”

Ver ese rostro hermoso de la Madre en aquel momento del “Santo”, al igual que todos ellos, con el rostro resplandeciente, con las manos juntas en espera de aquel milagro que se repite continuamente, era estar en el mismo cielo. Y pensar que hay gente, habemos personas que podemos estar en ese momento distraídas, hablando… Con dolor lo digo, muchos varones más que mujeres, que de pie cruzan los brazos, como rindiéndole un homenaje de pie al Señor, de igual a igual.

Dijo la Virgen: “Dile al ser humano, que nunca un hombre es más hombre que cuando dobla las rodillas ante Dios.”

El celebrante dijo las palabras de la “Consagración”. Era una persona de estatura normal, pero de pronto empezó a crecer, a volverse lleno de luz, una luz sobrenatural entre blanca y dorada lo envolvía y se hacía muy fuerte en la parte del rostro, de modo que no podía ver sus rasgos. Cuando levantaba la forma vi sus manos y tenían unas marcas en el dorso de las cuales salía mucha luz. ¡Era Jesús!… Era Él que con Su Cuerpo envolvía el del celebrante como si rodeara amorosamente las manos del señor Arzobispo. En ese momento la Hostia comenzó a crecer y crecer enorme y en ella, el Rostro maravilloso de Jesús mirando hacia Su pueblo.

Por instinto quise bajar la cabeza y dijo nuestra Señora: “No agaches la mirada, levanta la vista, contémplalo, cruza tu mirada con la Suya y repite la oración de Fátima: Señor, yo creo, adoro, espero y Te amo, Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no Te aman. Perdón y Misericordia… Ahora dile cuánto lo amas, rinde tu homenaje al Rey de Reyes.”

Se lo dije, parecía que sólo a mí me miraba desde la enorme Hostia, pero supe que así contemplaba a cada persona, lleno de amor… Luego bajé la cabeza hasta tener la frente en el suelo, como hacían todos los Ángeles y bienaventurados del Cielo. Por fracción de un segundo tal vez, pensé qué era aquello que Jesús tomaba el cuerpo del celebrante y al mismo tiempo estaba en la Hostia que al bajarla el celebrante se volvía nuevamente pequeña. Tenía yo las mejillas llenas de lágrimas, no podía salir de mi asombro.

Inmediatamente Monseñor dijo las palabras consagratorias del vino y junto a sus palabras, empezaron unos relámpagos en el cielo y en el fondo. No había techo de la Iglesia ni paredes, estaba todo oscuro solamente aquella luz brillante en el Altar.

De pronto suspendido en el aire, vi a Jesús, crucificado, de la cabeza a la parte baja del pecho. El tronco transversal de la cruz estaba sostenido por unas manos grandes, fuertes. De en medio de aquel resplandor se desprendió una lucecita como de una paloma muy pequeña muy brillante, dio una vuelta velozmente toda la Iglesia y se fue a posar en el hombro izquierdo del señor Arzobispo que seguía siendo Jesús, porque podía distinguir Su melena y Sus llagas luminosas, Su cuerpo grande, pero no veía Su Rostro.

Arriba, Jesús crucificado, estaba con el rostro caído sobre el lado derecho del hombro Podía contemplar el rostro y los brazos golpeados y descarnados. En el costado derecho tenía una herida en el pecho y salía a borbotones, hacia la izquierda sangre y hacia la derecha, pienso que agua pero muy brillante; más bien eran chorros de luz que iban dirigiéndose hacia los fieles moviéndose a derecha e izquierda. ¡Me asombraba la cantidad de sangre que fluía hacia del Cáliz. Pensé que iba a rebalsar y manchar todo el Altar, ¡pero no cayó una sola gota!

Dijo la Virgen en ese momento: -“Este es el milagro de los milagros, te lo He repetido, para el Señor no existe ni tiempo ni distancia y en el momento de la consagración, toda la asamblea es trasladada al pie del Calvario en el instante de la crucifixión de Jesús.”

¿Puede alguien imaginarse eso? Nuestros ojos no lo pueden ver, pero todos estamos allá, en el momento en que a Él lo están crucificando y está pidiendo perdón al Padre, no solamente por quienes lo matan, sino por cada uno de nuestros pecados: “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!”

A partir de aquel día, no me importa si me toman como a loca, pero pido a todos que se arrodillen, que traten de vivir con el corazón y toda la sensibilidad de que son capaces aquel privilegio que el Señor nos concede.

Cuando íbamos a rezar el Padrenuestro, habló el Señor por primera vez durante la celebración y dijo:

“Aguarda, quiero que ores con la mayor profundidad que seas capaz y que en este momento, traigas a tu memoria a la persona o a las personas que más daño te hayan ocasionado durante tu vida, para que las abraces junto a tu pecho y les digas de todo corazón: “En el Nombre de Jesús yo te perdono y te deseo la paz. En el Nombre de Jesús te pido perdón y deseo mi paz. Si esa persona merece la paz, la va a recibir y le hará mucho bien; si esa persona no es capaz de abrirse a la paz, esa paz volverá a tu corazón. Pero no quiero que recibas y des la paz a otras personas cuando no eres capaz de perdonar y sentir esa paz primero en tu corazón.”

“Cuidado con lo que hacen” – continuó el Señor – “Ustedes repiten en el Padrenuestro: perdónanos así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Si ustedes son capaces de perdonar y no olvidar, como dicen algunos, están condicionando el perdón de Dios. Están diciendo perdóname únicamente como yo soy capaz de perdonar, no más allá.”

No sé cómo explicar mi dolor, al comprender cuánto podemos herir al Señor y cuánto podemos lastimarnos nosotros mismos con tantos rencores, sentimientos malos y cosas feas que nacen de los complejos y de las susceptibilidades. Perdoné, perdoné de corazón y pedí perdón a todos los que me habían lastimado alguna vez, para sentir la paz del Señor.

El celebrante decía: “…concédenos la paz y la unidad… y luego: “la paz del Señor esté con todos ustedes…”

De pronto vi que en medio de algunas personas que se abrazaban (no todos), se colocaba en medio una luz muy intensa, supe que era Jesús y me abalancé prácticamente a abrazar a la persona que estaba a mi lado. Pude sentir verdaderamente el abrazo del Señor en esa luz, era Él que me abrazaba para darme Su paz, porque en ese momento había sido yo capaz de perdonar y de sacar de mi corazón todo dolor contra otras personas. Eso es lo que Jesús quiere, compartir ese momento de alegría abrazándonos para desearnos Su Paz.

Llegó el momento de la comunión de los celebrantes, ahí volví a notar la presencia de todos los sacerdotes junto a Monseñor. Cuando él comulgaba, dijo la Virgen:

“Este es el momento de pedir por el celebrante y los sacerdotes que lo acompañan, repite junto a Mí: Señor, bendícelos, santifícalos, ayúdalos, purifícalos, ámalos, cuídalos, sostenlos con Tu Amor… Recuerden a todos los sacerdotes del mundo, oren por todas las almas consagradas…”

Hermanos queridos, ese es el momento en que debemos pedir porque ellos son Iglesia, como también lo somos nosotros los laicos. Muchas veces los laicos exigimos mucho de los sacerdotes, pero somos incapaces de rezar por ellos, de entender que son personas humanas, de comprender y valorar la soledad que muchas veces puede rodear a un sacerdote.

Debemos comprender que los sacerdotes son personas como nosotros y que necesitan comprensión, cuidado, que necesitan afecto, atención de parte de nosotros, porque están dando su vida por cada uno de nosotros, como Jesús, consagrándose a él.

El Señor quiere que la gente del rebaño que le ha encomendado Dios ore y ayude en la santificación de su Pastor. Algún día, cuando estemos al otro lado, comprenderemos la maravilla que el Señor ha hecho al darnos sacerdotes que nos ayuden a salvar nuestra alma.

Empezó la gente a salir de sus bancas para ir a comulgar. Había llegado el gran momento del encuentro, de la “Comunión”, el Señor me dijo: -“Espera un momento, quiero que observes algo…” por un impulso interior levanté la vista hacia la persona que iba a recibir la comunión en la lengua de manos del sacerdote.

Debo aclarar que esta persona era una de las señoras de nuestro grupo que la noche anterior no había alcanzado a confesarse, y lo hizo recién esa mañana, antes de la Santa Misa. Cuando el sacerdote colocaba la Sagrada Forma sobre su lengua, como un flash de luz, aquella luz muy dorada-blanca atravesó a esta persona por la espalda primero y luego fue bordeándola en la espalda, los hombros y la cabeza. Dijo el Señor:

“¡Así es como Yo Me complazco en abrazar a un alma que viene con el corazón limpio a recibirme!”

El matiz de la voz de Jesús era de una persona contenta. Yo estaba atónita mirando a esa amiga volver hacia su asiento rodeada de luz, abrazada por el Señor, y pensé en la maravilla que nos perdemos tantas veces por ir con nuestras pequeñas o grandes faltas a recibir a Jesús, cuando tiene que ser una fiesta.

Muchas veces decimos que no hay sacerdotes para confesarse a cada momento y el problema no está en confesarse a cada momento, el problema radica en nuestra facilidad para volver a caer en el mal. Por otro lado, así como nos esforzamos por ir a buscar un salón de belleza o los señores un peluquero cuando tenemos una fiesta, tenemos que esforzarnos también en ir a buscar un sacerdote cuando necesitamos que saque todas esas cosas sucias de nosotros, pero no tener la desfachatez de recibir a Jesús en cualquier momento con el corazón lleno de cosas feas.

Cuando me dirigía a recibir la comunión Jesús repetía: -“La última cena fue el momento de mayor intimidad con los Míos. En esa hora del amor, instauré lo que ante los ojos de los hombres podría ser la mayor locura, hacerme prisionero del Amor. Instauré la Eucaristía. Quise permanecer con ustedes hasta la consumación de los siglos, porque Mi Amor no podía soportar que quedaran huérfanos aquellos a quienes amaba más que a Mi vida…”

Recibí aquella Hostia, que tenía un sabor distinto, era una mezcla de sangre e incienso que me inundó entera. Sentía tanto amor que las lágrimas me corrían sin poder detenerlas…

Cuando llegué a mi asiento, al arrodillarme dijo el Señor: -“Escucha…” Y en un momento comencé a escuchar dentro de mí las oraciones de una señora que estaba sentada delante de mí y que acababa de comulgar.

Lo que ella decía sin abrir la boca era más o menos así: “Señor, acuérdate que estamos a fin de mes y que no tengo el dinero para pagar la renta, la cuota del auto, los colegios de los chicos, tienes que hacer algo para ayudarme… Por favor, haz que mi marido deje de beber tanto, no puedo soportar más sus borracheras y mi hijo menor, va a perder el año otra vez si no lo ayudas, tiene exámenes esta semana… Y no te olvides de la vecina que debe mudarse de casa, que lo haga de una vez porque ya no la puedo aguantar… etc., etc.

De pronto el señor Arzobispo dijo: “Oremos” y obviamente toda la asamblea se puso de pie para la oración final. Jesús dijo con un tono triste: -“¿Te has dado cuenta? Ni una sola vez Me ha dicho que Me ama, ni una sola vez ha agradecido el don que Yo le He hecho de bajar Mi Divinidad hasta su pobre humanidad, para elevarla hacia Mí. Ni una sola vez ha dicho: gracias, Señor. Ha sido una letanía de pedidos… y así son casi todos los que vienen a recibirme.”

“Yo He muerto por amor y Estoy resucitado. Por amor espero a cada uno de ustedes y por amor permanezco con ustedes…, pero ustedes no se dan cuenta que necesito de su amor. Recuerda que Soy el Mendigo del Amor en esta hora sublime para el alma.”

¿Se dan cuenta ustedes de que Él, el Amor, está pidiendo nuestro amor y no se lo damos? Es más, evitamos ir a ese encuentro con el Amor de los Amores, con el único amor que se da en oblación permanente.

Cuando el celebrante iba a impartir la bendición, la Santísima Virgen dijo: “Atenta, cuidado… Ustedes hacen un garabato en lugar de la señal de la Cruz. Recuerda que esta bendición puede ser la última que recibas en tu vida, de manos de un sacerdote. Tú no sabes si saliendo de aquí vas a morir o no y no sabes si vas a tener la oportunidad de que otro sacerdote te de una bendición. Esas manos consagradas te están dando la bendición en el Nombre de la Santísima Trinidad, por lo tanto, haz la señal de la Cruz con respeto y como si fuera la última de tu vida.”

¡Cuántas cosas nos perdemos al no entender y al no participar todos los días de la Santa Misa! ¿Por qué no hacer un esfuerzo de empezar el día media hora antes para correr a la Santa Misa y recibir todas las bendiciones que el Señor quiere derramar sobre nosotros?

Estoy consciente de que no todos, por sus obligaciones pueden hacerlo diariamente, pero al menos dos o tres veces por semana, sí y sin embargo tantos esquivan la Misa del domingo con el pequeño pretexto de que tienen un niño chico o dos o diez y por lo tanto no pueden asistir a Misa… ¿Cómo hacen cuando tienen otro tipo de compromisos importantes? Cargan con todos los niños o se turnan y el esposo va a una hora y la esposa a otra hora, pero cumplen con Dios.

Tenemos tiempo para estudiar, para trabajar, para divertirnos, para descansar, pero NO TENEMOS TIEMPO PARA IR AL MENOS EL DOMINGO A LA SANTA MISA.

Jesús me pidió que me quedara con Él unos minutos más luego de terminada la Misa. Dijo:

“No salgan a la carrera terminada la Misa, quédense un momento en Mi Compañía, disfruten de ella y déjenme disfrutar de la de ustedes…”

Había oído a alguien de niña decir que el Señor permanecía en nosotros como 5 o 10 minutos luego de la comunión. Se lo pregunté en ese momento:

- Señor, verdaderamente, ¿cuánto tiempo te quedas luego de la comunión con nosotros?

Supongo que el Señor se debió reír de mi tontera porque contestó: “Todo el tiempo que tú quieras tenerme contigo. Si me hablas todo el día, dedicándome unas palabras durante tus quehaceres, te escucharé. Yo estoy siempre con ustedes, son ustedes los que Me dejan a Mí. Salen de la Misa y se acabó el día de guardar, cumplieron con el día del Señor y se acabó, no piensan que Me gustaría compartir su vida familiar con ustedes, al menos ese día.”

“Ustedes en sus casas tienen un lugar para todo y una habitación para cada actividad: un cuarto para dormir, otro para cocinar, otro para comer, etc. etc. ¿Cuál es el lugar que han hecho para Mí? Debe ser un lugar no solamente donde tengan una imagen que está empolvada todo el tiempo, sino un lugar donde al menos 5 minutos al día la familia se reúna para agradecer por el día, por el don de la vida, para pedir por sus necesidades del día, pedir bendiciones, protección, salud… Todo tiene un lugar en sus casas, menos Yo.”

“Los hombres programan su día, su semana, su semestre, sus vacaciones, etc. Saben qué día van a descansar, qué día ir al cine o a una fiesta, a visitar a la abuela o los nietos, los hijos, a los amigos, a sus diversiones. ¿Cuántas familias dicen una vez al mes al menos: “Este es el día en que nos toca ir a visitar a Jesús en el Sagrario” y viene toda la familia a conversar Conmigo, a sentarse frente a Mí y conversarme, contarme cómo les fue durante el último tiempo, contarme los problemas, las dificultades que tienen, pedirme lo que necesitan… ¡Hacerme partícipe de sus cosas!? ¿Cuántas veces?”

“Yo lo sé todo, leo hasta en lo más profundo de sus corazones y sus mentes, pero me gusta que me cuenten ustedes sus cosas, que Me hagan partícipe como a un familiar, como al más íntimo amigo” ¡Cuántas gracias se pierde el hombre por no darme un lugar en su vida!”

Cuando me quedé aquel día con Él y en muchos otros días, fue dándonos enseñanzas y hoy quiero compartir con ustedes en esta misión que me han encomendado. Dice Jesús:

“Quise salvar a mi criatura, porque el momento de abrirles la puerta del cielo ha sido preñado con demasiado dolor…” “Recuerda que ninguna madre ha alimentado a su hijo con su carne, Yo He llegado a ese extremo de Amor para comunicarles mis méritos.”

“La Santa Misa Soy Yo mismo prolongando Mi vida y Mi sacrificio en la Cruz entre ustedes. Sin los méritos de Mi vida y de Mi Sangre, ¿qué tienen para presentarse ante el Padre? La nada, la miseria y el pecado…”

“Ustedes deberían exceder en virtud a los Ángeles y Arcángeles, porque ellos no tienen la dicha de recibirme como alimento, ustedes sí. Ellos beben una gota del manantial, pero ustedes que tienen la gracia de recibirme, tienen todo el océano para beberlo.”

La otra cosa de la que habló con dolor el Señor fue de las personas que hacen un hábito de su encuentro con Él. De aquellas que han perdido el asombro de cada encuentro con Él. Que la rutina vuelve a ciertas personas tan tibias que no tienen nada nuevo que decirle a Jesús al recibirlo. De no pocas almas consagradas que pierden el entusiasmo de enamorarse del Señor y hacen de su vocación un oficio, una profesión a la que no se le entrega más que lo que exige de uno, pero sin sentimiento…

Luego el Señor me habló de los frutos que debe dar cada comunión en nosotros. Es que sucede que hay gente que recibe al Señor a diario y que no cambia su vida. Que tienen muchas horas de oración y que hace muchas obras, etc. etc. Pero su vida no se va transformando y una vida que no se va transformando, no puede dar frutos verdaderos para el Señor. Los méritos que recibimos en la Eucaristía deben dar frutos de conversión en nosotros y frutos de caridad para con nuestros hermanos.

Los laicos tenemos un papel muy importante dentro de nuestra Iglesia, no tenemos ningún derecho a callarnos ante el envío que nos hace el Señor como a todo bautizado, de ir a anunciar la Buena Nueva. No tenemos ningún derecho de absorber todos estos conocimientos y no darlos a los demás y permitir que nuestros hermanos se mueran de hambre teniendo nosotros tanto pan en nuestras manos.

No podemos mirar que se esté desmoronando nuestra Iglesia, porque estamos cómodos en nuestras Parroquias, en nuestras casas, recibiendo y recibiendo tanto del Señor: Su Palabra, las homilías del sacerdote, las peregrinaciones, la Misericordia de Dios en el Sacramento de la confesión, la unión maravillosa con el alimento de la comunión, las charlas de tales o cuales predicadores.

En otras palabras, estamos recibiendo tanto y no tenemos el valor de salir de nuestras comodidad, de ir a una cárcel, a un instituto correccional, hablarle al más necesitado, decirle que no se entregue, que ha nacido católico y que su Iglesia lo necesita, ahí, sufriente, porque ese su dolor va a servir para redimir a otros, porque ese sacrificio le va a ganar la vida eterna.

No somos capaces de ir donde los enfermos terminales en los hospitales y rezando la coronilla a la Divina Misericordia, ayudarlos con nuestra oración en ese momento de lucha entre el bien y el mal, para librarlos de las trampas y tentaciones del demonio. Todo moribundo tiene temor y el solo tomar la mano de uno de ellos y hablarle del amor de Dios y de la maravilla que lo espera en el Cielo junto a Jesús y María, junto a sus seres que partieron, los reconforta.

La hora que estamos viviendo, no admite filiaciones con la indiferencia. Tenemos que ser la mano larga de nuestros sacerdotes para ir donde ellos no pueden llegar. Pero para ello, para tener el valor, debemos recibir a Jesús, vivir con Jesús, alimentarnos de Jesús.

Tenemos miedo a comprometernos un poco más y cuando el Señor dice: “Busca primero el Reino de Dios y lo demás se te dará por añadidura”, es el todo hermanos. Es el buscar el Reino de Dios por todos los medios y con todos los medios y… ¡abrir las manos para recibir TODO por añadidura; porque es el Patrón que mejor paga, el único que está atento a tus menores necesidades!

Hermano, hermana, gracias por haberme permitido cumplir con la misión que se me ha encomendado:hacerte llegar estas páginas.

La próxima vez que asistas a la Santa Misa, vívela. Sé que el Señor cumplirá contigo la promesa de que “Nunca más tu Misa volverá a ser la de antes”, y cuando lo recibas: ¡Ámalo! Experimenta la dulzura de sentirte reposando entre los pliegues de Su costado abierto por ti, para dejarte Su Iglesia y Su Madre, para abrirte las puertas de la Casa de Su Padre, para que seas capaz de comprobar Su Amor Misericordioso a través de este testimonio y trates de corresponderle con tu pequeño amor.

Que Dios te bendiga en esta Pascua de Resurrección.
Tu hermana en Jesucristo Vivo,

Cortesía de: www.tengoseddeti.org

La Santa Misa – Testimonio de Catalina (Parte II)

La Santa Misa – Testimonio de Catalina (Parte III)

La Santa Misa – Testimonio de Catalina (Parte IV)

Fuente: http://parroquiaicm.wordpress.com/2009/03/09/la-santa-misa-testimonio-de-catalina-parte-i/

sábado, 4 de junio de 2011

Don Bosco/ San Juan Bosco (Película)

Beato Juan Pablo II

color=#ffffff>Plus profond que la misère, la miséricorde
Jean-Paul II

style="PADDING-BOTTOM: 2px; BACKGROUND-COLOR: rgb(0,0,0); PADDING-LEFT: 2px; WIDTH: 400px; PADDING-RIGHT: 2px; PADDING-TOP: 2px"
class=langues>

style="FONT-SIZE: 10.5pt">Españolstyle="FONT-SIZE: 10.5pt"> -class=Apple-converted-space> style="FONT-SIZE: 10.5pt">color=#9da7e1>Resumenclass=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">color=#ffffff>-

color=#ffffff>choisissez une autre langue:

style="FONT-SIZE: 10.5pt">-class=Apple-converted-space> style="FONT-SIZE: 10.5pt">face="Trebuchet MS">Françaisface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Anglaisface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Allemandface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Italienface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Portugaisface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Hongroisface="Trebuchet MS">class=Apple-converted-space> -face="Trebuchet MS">Néerlandaisface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Tchèqueface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Slovaqueface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Lettonface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Polonaisface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Russeface="Trebuchet MS">class=Apple-converted-space> -face="Trebuchet MS">Arménienface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Arabeface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Kirundiface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Créole Mauricienface="Trebuchet MS"> -class=Apple-converted-space> face="Trebuchet MS">Malgachestyle="FONT-SIZE: 10.5pt">class=Apple-converted-space> -


class=Apple-interchange-newline>

Zeitgeist: El Fraude. Las mentiras. Respuestas de Católicos contra Zeitgeist


viernes, 3 de junio de 2011

Fiesta de Pentecostés: fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, 12 de junio de 2011

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net

Especial de Pentecostés

Inicio de la Iglesia Católica, fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, 12 de junio de 2011

Especial de Pentecostés

Especial de Pentecostés

Origen de la fiesta

Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.
En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.
La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés.
En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.

La Promesa del Espíritu Santo

Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).
Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).
Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).
En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.

Explicación de la fiesta:

Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.
Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.
En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.
Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.

¿Quién es el Espírtu Santo?

El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

Señales del Espíritu Santo:

El viento, el fuego, la paloma.
Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.
El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.

Nombres del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.

Misión del Espíritu Santo:

  1. El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
  2. El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.
  3. El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.
  4. El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

El Espíritu Santo y la Iglesia:

Desde la fundación de la Iglesia el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es quien la construye, anima y santifica, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones.
El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús.
Por ejemplo, puede inspirar al Papa a dar un mensaje importante a la humanidad; inspirar al obispo de una diócesis para promover un apostolado; etc.
El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.
El Espíritu Santo construye, santifica y da vida y unidad a la Iglesia.
El Espíritu Santo tiene el poder de animarnos y santificarnos y lograr en nosotros actos que, por nosotros, no realizaríamos. Esto lo hace a través de sus siete dones.

Los siete dones del Espíritu Santo:

Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.

  1. SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
  2. ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
  3. CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
  4. CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
  5. FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
  6. PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
  7. TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.

Oración al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.

Consulta los siguientes enlaces para profundizar en la Fiesta de Pentecostés:

El Espíritu Santo sobre los apóstoles Evangelio meditado por P. Sergio Cordova LC
La gloria de la Trinidad en Pentecostés Catequesis del Papa Juan Pablo II
Pentecostés, fiesta grande para la Iglesia P. Fernando Pascual L.C.
María en Pentecostés P. Antonio Rivero.
María despúes del día de Pentecostés El día de Pentecostés ¿también descendió el Espíritu Santo sobre María, igual que a los apóstoles? ¿Qué pasó después con ella?
Domingo de Pentecostés Meditación del P. Alberto Ramírez Mozqueda
Novena al Espíritu Santo
La Conferencia Episcopal de Chile ha lanzado un Especial de Pentecostés para que los fieles de todas edades y condiciones puedan profundizar en la solemnidad de Pentecostés que celebra la Iglesia universal
¿Qué es Pentecostés?
Vida en el Espíritu
Pentecostés en la Biblia
Para niños
La Confirmación y el Espíritu Santo
Los Dones del Espíritu Santo
Vigilia
Música
Para profundizar

Otros Especiales de Pentecostés:

Pentecostés Año litúrgico en www.vatican.va
Especial de Pentecostés www.encuentra.com
Especial por la Solemnidad de Pentecostés http://www.multimedios.org
Material didáctico para Pentecostés www.misiones.catholic.net
Espíritu Santo: Gracia que nos despierta en la fe www.aciprensa.com
Oraciones y Devociones del Espíritu Santo www.devocionario.com
Pneumatología www.multimedios.org

Envía una postal interactiva de Pentecostés producida por Red Misión

Qué pasaría si no tuvieras miedo

Imágen tomada de http://biblia.com/spirit/mexico.htm

Fuente: http://www.es.catholic.net/celebraciones/120/3051/articulo.php?id=1270

jueves, 2 de junio de 2011

Biblia Católica vs Biblia Protestante (Reina Valera). Descargar Biblia Católica en PDF

La Biblia Electrónica
Por Jorge Medina, j.medina@ieee.org
Estudiante del Instituto Pablo VI
Parroquia All Souls, Sanford, Florida, USA
A través de la historia, la página impresa ha sido el medio más eficaz de transmitir la palabra de Dios. La tecnología moderna nos permite ofrecer la palabra de Dios en diferentes formatos para mayor comodidad y facilidad de uso. El acceso de la Biblia en la Internet ha sobrepasado su uso y alcance. Hoy en día encontramos la Biblia en la Internet en forma escrita y en forma hablada. Una Biblia en audio es un excelente recurso para escuchar en su hogar, su oficina, o cualquier otro lugar donde no dispone de una Biblia en forma escrita, o desea escucharla mientras hace algún trabajo casero o de oficina.
En la Internet encontramos muchas Biblia es español. ¿cómo podemos distinguir la Biblia católica de las protestantes?
La Biblia católica y las protestantes no son iguales. A las Biblias protestantes les suprimieron algunos libros que están en la Biblia católica; además en los libros que conservan, modifican algunas palabras para apoyar sus ideas erróneas.
Otras características que tienen las Biblias protestantes son:
· Carecen de notas y comentarios
· no tienen aprobación de la autoridad de la Iglesia
· muchas son editadas por las "Sociedades Bíblicas"
· algunas dicen: "Versión del original llevado a cabo por Cipriano de Valera y C.Reyna"
· otras más suprimen varios libros del Antiguo Testamento (Sabiduría, Judit, Tobóas, Eclesiástico y II Macabeos) y del Nuevo (Epístolas de Santiago, de San Pedro y de San Juan)
No podemos leer cualquier Biblia porque puede contener errores doctrinales o morales. Para evitar esos errores, un católico sólo debe leer Biblias impresas con notas y explicaciones aprobadas por la Iglesia Católica, es decir, que tengan las aprobaciones eclesiásticas "Nihil Obstat" e "Imprimatur"
La manera más fácil de distinguir la Biblia Católica de las protestantes en la Internet, es el de cerciorarse que el Antiguo Testamento conste de un total de 46 libros. Entre estos libros incluyen los 7 libros Deuterocanónicos:
  • Sabiduría
  • Eclesiástico
  • Baruc
Las Biblias Católicas mas populares en la Internet son:
· La Biblia de Jerusalén (en español)
· La Biblia Latinoamericana (en español)
· Douay-Rheims (en inglés)
· Vulgata (latín)
A continuación encontrará la lista de los diferentes lugares y formatos donde podemos encontrar la Sagrada Biblia Católica.
Lo que ha motivado a los autores de estas obras ha sido el deseo de ofrecer a todos, especialmente a los jóvenes, atentos a las nuevas formas de comunicación, la posibilidad de acercarse al texto de la Biblia para conocerlo y amarlo de forma nueva e interactiva, conjugando la pasión por la Palabra de Dios y el uso genial de las nuevas tecnologías Una iniciativa innovadora que permitirá que todos, especialmente los jóvenes, se acerquen de una forma nueva y avanzada a la Palabra de Dios:.

Lista Principal de Sitios Católicos en la Internet donde podemos encontrar la Biblia Católica

1. La Biblia Desatada - http://www.unboundbible.org/index.cfm?lang=spanish (varias biblias)
La Biblia Desatada es una colección de Biblias donde Ud. puede buscar cualquier palabra o frase. Incluye:
   - Biblias en Griego y Hebreo (las lenguas originales de la Biblia): El Antiguo Testamento Griego (Septuaginta/LXX)
   - Versiones Antiguas: La Vulgata Latina
   - Versiones en Inglés: Douay-Rheims
Personalice la Biblia Desatada
Para experimentar con estas herramientas sólo hay que suscribirse para una cuenta completamente gratis de Mi Biblia Desatada. Con esta cuenta, Ud. puede guardar sus propias notas para cada versículo, guardar los resultados de sus búsquedas en un portapapeles , personalizar la búsqueda, y más.
Herramientas Bíblicas
2. Christusrex (Cristo Rey) - http://www.christusrex.org/www2/kerygma/ccc/searchbibliaes.html (Biblia Católica no identificada )
En este lugar podemos buscar cualquier palabra o versículos solamente ya que dispone de un simple buscador de palabras, como lo indica la Figura 1.0
Encontrar los versículos con   todas alguna delas siguientes palabras:
en Toda la Biblia Antiguo Testamento Nuevo testamentoPentateucoHistóricosSapiencialesProfetasEvangeliosHechos,Cartas,Apocalipsis
Activar Desactivarel resaltador de palabras
Si ya conoce los versículos deseados:
i.e. Mt 5,1-16 Jn 3,16 Is 52,13-15.53,1-12
Figura 1.0
3. Church Forum - http://www.churchforum.org.mx/info/Doctrina/La_Biblia/ (Biblia Católica no identificada)
Una biblioteca con documentos sobre nuestra Fe. Cada documento posee su propia página con un desarrollo del contenido. Además cuenta con un índice temático, un índice alfabético y un buscador.
Los temas disponibles en este lugar son:
Ofrece una lista de Biblias tanto en español como en inglés.
5. La Sagrada Biblia - http://www.elcatolicismo.com/biblia/ (La Biblia de Jerusalén)
Tienes a tu disposición el mayor de los libros sobre la Tierra: La Sagrada Biblia, la Palabra de Dios.
El mensaje que cada día nuestro Padre Dios quiere que incorporemos a nuestro continuo vivir como perfecto modelo e ideal de realización.
A la izquierda puedes observar un menú (conformado por imágenes) mediante el cual podrás realizar consultas a la Sagrada Escritura. Los textos son tomados de la Biblia de Jerusalén.
La primera opción llamada AT te permitirá realizar consultas a Libros del Antiguo Testamento.
La segunda, denominada NT te permitirá realizar consultas a Libros del Nuevo Testamento.
La tercera, nombrada como Citas te permitirá consultar una Cita Bíblica del Antiguo o Nuevo Testamento.
La cuarta opción, quizá la más novedosa, te permite el poder consultar las Lecturas oficiales proclamadas en las Eucaristías de cada día del año.
La quinta y última opción te permitirá recibir diariamente el Evangelio del Día en tu correo electrónico.
6. Iglesia de Chile - http://www.iglesia.cl/biblioteca/biblia/ (Biblia Católica no identificada
Índice por capitulo e índice temático de:
7. LA SANTA BIBLIA - http://www.geocities.com/Athens/Ithaca/7300/ (Biblia Católica no identificada)
Explicaciones bien extensas sobre muchos diferentes temas sobre la Biblia católica
La Biblia On Line es un emprendimiento de Marcos Romero que pretende establecer un espacio de referencia en cuanto a contenidos y servicios religiosos para los católicos; y para aquellos hermanos de otras religiones que quieran conocer de manera accesible y simple las creencias y el pensamiento católico.
Temas disponibles en las secciones del sitio:
9. Catholic.net - http://www.es.catholic.net (Biblia Católica no identificada)
Tiene 273 artículos relacionados con la Biblia - http://es.catholic.net/busqueda/index.phtml?w=biblia&s=1&and=1#libros
10. Biblia Vivida - http://biblia.com/ (Biblia Católica no identificada)
Este sitio ofrece la Biblia comentada, Libro por Libro, y cómo la viven los distintos grupos de creyentes.
clip_image001 clip_image002
clip_image003 El Gran Amor
Biblias
clip_image004
Figura 2.0
Ofrece un Curso Bíblico Completo en 50 lecciones
En un Año leerá la Biblia completa, ¡y dos veces!
Para hacerlo Individualmente, en Familia, o en Grupos
Cómo Hacerlo:
1- Dedicar media hora diaria...   en un Año leerá la Biblia Completa, ¡y dos veces!.
    2- Cada domingo leer el "comentario" de la lección que se indica.
    3- Leer el Libro correspondiente en su Biblia durante la semana, por media hora cada día.
    4- Antes y después de las lecturas lea el Salmo que se propone para la semana... al fin del Año habrá rezado todos los Salmos.
Otros servicios disponible en este sitio son:
· Biblia Escuchada... ¡Ahora en Audio!
· Biblia Oída, en Audio, por temas bíblicos
· Biblia Televisada... ahora en TV!
· Biblia en Poesías... Precioso y muy práctico
(Biblia Sacra Vulgata en Latín)
En este sitio encontramos la Biblia La Vulgata en latín.
12. El que busca encuentra - http://www.encuentra.com/includes/seccion.php?IdSec=21 (Biblia ?)
Este sitio ofrece los siguientes tema católicos:
El sitio de la Santa Sede ofrece la Biblia en latín, ingles e italiano solamente.

 

Nota final

A todos nuestros lectores se les invita que visiten el siguiente lugar donde mensualmente estaremos actualizando la lista de lugares católicos que ofrecen la Biblia electrónica en español:
Recuerden que Vivir la Palabra de Dios día a día es la clave de la salvación.
Jorge Medina, MSE
E-mail: j.medina@ieee.org
Estudiante del Instituto Pablo VI
Parroquia All Souls, Sanford, Florida, USA

miércoles, 1 de junio de 2011

03-jun-2011 Solemnidad del Corpus Christi

03-jun-2010

Solemnidad del Corpus Christi

image

A fines del siglo xiii surgió en Lieja, Bélgica, un movimiento eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón, fundada en 1124 por el Obispo Albero. Este movimiento dio origen a varias tradiciones eucarísticas, como la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.

Santa Juliana de Mont Cornillón nació en Retines, cerca de Lieja, en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las religiosas agustinas; cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de la comunidad. Murió en abril 5 de 1258, en la casa de las religiosas cistercienses en Fosses, y fue enterrada en Villiers.

Desde joven, Juliana veneró hondamente al Santísimo Sacramento. Anhelaba que se tuviera una fiesta especial en su honor, y su deseo se intensificó por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.

Juliana habló de ello con Roberto de Thorete, Obispo de Lieja; con el dominico Hugh, que fue cardenal legado de los Países Bajos, y con Jacques Pantaleón, más tarde Papa Urbano IV. El Obispo Roberto se impresionó y, como en ese tiempo los obispos tenían derecho a ordenar fiestas para sus diócesis, convocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año siguiente; al mismo tiempo, el Papa ordenó que un monje de nombre Juan escribiera el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim, junto con algunas partes del oficio. El Pastor no vivió para ver la realización de su orden, pues murió en octubre 16 de 1246, pero la fiesta se celebró como dejó dispuesto, el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por toda Alemania.

El Papa Urbano IV tenía su corte en Orvieto, al norte de Roma. Cerca de allí se encuentra Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo un célebre milagro eucarístico: un sacerdote celebraba la Santa Misa y dudó de la realidad de la Consagración; al momento de partir la Sagrada Forma, salió sangre de ella y empapó el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto, en junio 19 de 1264. Hoy se conservan los corporales –lienzos donde se apoyan el cáliz y la patena durante la Misa– en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.

Movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, el Pontifice extendió la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia, con la Bula Transiturus, en septiembre 08 del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando indulgencias a los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.

Luego, el Papa Urbano IV encargó un oficio a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice empezó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo.

La muerte de Urbano IV, en octubre 02 de 1264, poco después de la publicación del decreto, obstaculizó la difusión de la fiesta, pero Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el Concilio General de Viena (1311), ordenó de nuevo su adopción. En 1317 se promulgó una recopilación de leyes –por Juan XXII– y así se extendió la fiesta a toda la Iglesia.

Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración, sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron comunes a partir del siglo XIV.

El Concilio de Trento declaró que, muy piadosa y religiosamente, fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre de que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable Sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. Así, los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Fuente: http://www.mariavision.com/liturgico.php